viernes, 28 de septiembre de 2012

Capítulo I < Un día normal>




Capítulo I
Un día normal

La entrada de la iglesia, como cualquier otro miércoles  a las 6:00 pm estaba repleta de gente que conversaba antes de entrar al culto evangélico. Señoras con sus mantillas en la cabeza y sosteniendo a sus pequeños hijos de la mano intercambiaban impresiones banas de lo acontecido durante la semana.
Adentro del iluminado local unos cuantos jóvenes ensayaban las canciones con los instrumentos musicales que en su mayoría fueron adquiridos gracias a una donación anónima.
Ya sentado en la tercera banca estaba Carlos ”el toro”, apodado así por la costumbre de respirar fuerte, como los toros enojados cuando estaba ansioso.
No hacía nada en ese momento, la mirada estaba fija, le daba vueltas en su cabeza a lo que había pasado en la tarde. Esa conversación con Ingrid lo tenía un poco nervioso. No daba crédito a la revelación que ella le hizo.
Ingrid apenas tenía 15 años y ahora se encontraba embarazada de su novio un año menor que ella. Carlos no sabía cómo ayudarla.
Él se consideraba su amigo y también amigo de sus padres, compartían actividades como las reuniones de la iglesia. Definitivamente sería un golpe duro para los padres de Ingrid enterarse de su embarazo.
El culto comenzó a las 6:30 en punto, mientras Carlos seguía pensando en el asunto. Ingrid entró unos minutos tarde y tal vez para no llamar la atención se quedó en la última fila, aun así, cuando Carlos volteo para saludarla pudo notar que había estado llorando. Ese día, los padres de Ingrid no estaban en el culto.
Carlos tenia la mala costumbre de hacerse responsable por los demás, siempre pendiente de sus semejantes, tratando que todos estuvieran bien, incluso si esto le ocasionaba problemas o sacrificios a él mismo.
Al terminal el culto Carlos se apresuró para hablar con Ingrid, recorrió el pasillo central de la iglesia, sin dejar de saludar a quienes se encontraba en ese camino.
 Cuando logró alcanzarla, la llevó a un sitio un poco apartado, ella le confesó que el papá del bebé no estaba dispuesto a hacerse cargo, Carlos tratando de consolarla no lograba encontrar palabras que pudieran ayudarla. Le dijo que no se preocupara al final de la corta conversación. Ella se despidió y rápidamente abordó el autobús contratado por la iglesia para llevar a los feligreses a las colonias más lejanas. El oscuro cielo mostraba señales de lluvia, acompañado de una brisa que puso nervioso a  Carlos. Al ver alejarse a Ingrid pensó que ese no era un día normal.